Hace mucho tiempo que no paso por aquí, espero ir pasando un poco más a menudo.
En este tiempo han pasado muchas cosas, algunas muy importantes y otras menos.
He pasado de una felicidad plena a una profunda tristeza.
Comenzamos el año con muy buen pie, el día 4 de Enero nos enteramos que íbamos a ser papás de nuevo, un magnífico regalo de Reyes, nos dio mucha alegría porque después de mi operación hace un año y medio que os conté aquí y aquí me dijeron que iba a ser bastante difícil volver a quedarme embarazada, así que imaginaros nuestra sorpresa.
Decidimos contarlo a la familia, ya que me sale muuucha barriga desde el principio, y como no, se lo contamos a los peques.
Todo era felicidad, los peques estaban muy ilusionados y ya estaban pensando el nombre y todo.
Todo iba muy bien, lo único el cansancio y las náuseas me dejaban caos.
Tenía la primera eco en la semana 12, y fuimos muy ilusionados y con muchas ganas de ver al peque, pero cuando me pusieron el ecógrafo, solo se veía saco y un pequeño embrión sin latido, se había parado en la semana 7 mas o menos, pero el saco había seguido creciendo y por eso mi cuerpo pensaba que el embarazo seguía adelante.
El mundo se nos vino abajo, pero no reaccioné, lo único que le dije al gine fue que no quería un legrado (con el primer aborto lo pasé muy mal con el legrado), que quería que mi cuerpo reaccionara, necesitaba sentir que me estaba despidiendo de mi hijo, no quería que simplemente me lo sacasen.
No me dejaron que la naturaleza siguiera su curso por llevar cinco semanas así, pero opté por las pastillas, solicité llevármelas a casa y ser yo la que eligiera el momento y el lugar para hacerlo, sentirme preparada para esa despedida.
Lo más duro fue llegar a casa y contarles a los niños lo que había pasado, ellos más o menos lo entendieron, G. que es muy maduro tiene si teoría, dice que se ha ido con los otros dos hermanitos, que es una estrella y que quizás si tenemos otro bebé vuelva y esta vez si llegue a nacer, y si no que tal vez encuentre a otra mamá y nazca.
Fue duro contarlo, pero más duro fue vivirlo, me puse las pastillas después de llevar a los niños al colegio, me hicieron efecto unas 3 horas después, fue doloroso tanto emocional como físicamente, pero sentí que cada contracción era un adiós para mi pequeño, lo sentía real, no era como si nunca hubiese existido, sino que lo sentí, cuando terminaron las contracciones caí rendida.
Mis peques estuvieron pendientes en todo momento, venían y me abrazaban, sabían lo que estaba pasando.
Quizás alguien me juzgue por haber hecho partícipe de todo a mis hijos, pero creo que hay que ser sinceros con ellos y hacer todo de la forma más natural posible, porque es mucho peor la historia que se puedan montar ellos solos en su cabecita.
Muchas gracias a tod@s los que me disteis ánimo por instagram, os lo digo de corazón, y gracias a toda la Chupipandi.
Ahora estoy mejor, físicamente me recuperé en un día, lo demás lo vamos trabajando día a día.
Esta vez me he podido despedir, pude ver a mi pequeño y pude sentir que es real.
A esas tres estrellitas que tengo decirles que las queremos mucho y que nunca las olvidaremos.